Con más de un siglo de historia, la Bienal de Venecia es una de las instituciones culturales más prestigiosas del mundo. Referente en lo que respecta a la vanguardia en la investigación y la promoción de las nuevas tendencias artísticas. Desde hace 42 ediciones, la Bienal ofrece un nutrido programa teatral unido a las diferentes propuestas que recogen lo mejor de la creación contemporánea: arte, arquitectura, cine, danza, música…

Esta ocación, el 42º Festival Internacional de Teatro de la Bienal, se inaugurará con el estreno del nuevo montaje del director barcelonés Alex Rigola. Luego de sus recientes incursiones en textos de clásicos contemporáneos como Tennessee Williams (La gata sobre el tejado de zinc) o propuestas más recientes como la adaptación de Frost/Nixon, del británico Peter Morgan, Rigola vuelve a Bolaño. Lo hace con El policía de la ratas, una propuesta recogida de El gaucho insufrible, quizá, junto a La pista de hielo, uno de los libros de cuentos más conocidos del escritor chileno.

Sin duda una oportunidad para ver a ese Rigola genial que nos regaló la excelente propuesta de 2666, una lectura muy particular del que quizá es uno de los libros fundamentales de la segunda mitad del siglo XX, al menos en lo que a la literatura hispanoamericana se refiere. 

El policía de las ratas es una historia detectivesca sobre la diferencia y el arte. Un cuento que rinde homenaje, pone en cuestión y finalmente supera en tensión dramática a ese relato corto de Kafka Josefina la Cantora o El pueblo de los ratones. En estos momentos, en que somos vistos más como una masa controlada (con la que se comercia y se manipula) que como seres humanos, es cuando más se precisa reclamar el espacio para el brillo individual y creativo de cada uno.  No ser simple contabilidad para los poderes políticos y económicos. Lo individual, lo “raro” y lo “extraño” debe existir también junto a lo  colectivo.

 El montaje de la obra es una coproducción Teatre Lliure y Heartbreak Hotel, con la participación del Teatro de La Abadía, con la colaboración de La Biennale di Venezia, y con el soporte de Trànsit Projectes.