Jesús Martín-Barbero, poeta
Uno de los conceptos por los que el teórico de la comunicación de origen español Jesús Martín-Barbero es reconocido mayoritariamente, es la idea de las mediaciones. Esos lugares, dice él, en los que la cultura se concreta, “cambiando la forma en que los receptores absorben el mensaje del medio”. La idea de mediación es en realidad una suerte de invitación, dice, a pensar contra los dualismos y a reconsiderar el lugar desde el que construimos nuestro imaginario y nuestras ideas sobre lo real. Pero no se trata de identificar mediación con medios, la mediación es lo que está entre la gente y los medios. Es decir, aquello que cada cual hace con los medios.
Algo así como que los mensajes transmitidos por los medios se transforman y sobretodo, toman sentido, una vez que los receptores se apropian de ellos y los hacen completamente suyos. El planteamiento es perfectamente aplicable al contexto que nos ocupa aquí, de hecho, lo hemos hecho en repetidas ocasiones: la cultura y sus modos de producción abordados desde la posibilidad de la reelaboración y apropiación por parte de las personas y de la sociedad. Bajo una óptica que desmitifique ciertas esferas de poder y haga posible intervenir, entrar en juego y, como diría el propio Martín-Barbero, “participar no sólo de la reacción sino de la acción en la arquitectura de un supuesto saber colectivo”.
Acceder a una comunicación más democrática tiene que ver entonces, según Barbero, con ir empoderando a cuantas personas nos sea posible. Que todas las figuras humanas que se van configurando, rompan el binarismo heredado de los griegos. “Para eso necesitamos otra escuela, que la gente salga con ganas de escribir, no solo de leer”, dice. Es aquí hacia donde queríamos arribar en esta pequeña nota, porque Jesús Martín-Barbero ha hecho caso de sus propias consignas y se ha atrevido a mostrarnos una faceta de su pensamiento hasta hoy desconocida: la de sus vínculos con la poesía, que, en cierta forma, no es más que otra manera de generar mediaciones.
Es para nosotros una alegría colaborar junto a Icono editorial y Consultores Culturales en la publicación de El guerrero y el árbol, la faceta poética de un autor fundamental para entender una parte importante de los estudios culturales y que, esta vez, hace praxis sus premisas más entusiastas. “Es necesario ampliar el número de los que pueden comunicar, la gente con palabra propia, con capacidad de cuestionar, de proponer, de soñar. Soñar se lo hemos dejado sólo a un género literario: la poesía”. He aquí una humilde oportunidad de asomar a los anhelos y las ensoñaciones del propio Martín-Barbero.
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