Seguro que Sheldon Cooper no esperaba cruzarse a Antonio Ortega durante su visita a las casas colgantes de Cuenca. Algo les había atraído hasta ese lugar, seguramente el “Cuenca es única” que rezaba la televisión a diario… En cualquier caso, allí estaban, a punto de chocar sus cabezas en uno de esos despistes tan absurdos que comparten los seres humanos, y que se describen como curiosos y por ello, despistados…
Esta y otras singulares escenas se vivieron el pasado miércoles 6 de febrero en la planta baja del Bar Ocaña, curioso homenaje al emblemático performer sevillano afincado durante años en la plaça Reial de Barcelona. El pretexto, un entusiasmo que nos ha llenado la boca durante los últimos meses: Música para Camaleones; el black álbum de la sostenibilidad cultural, en una de sus últimas citas públicas. La esperada presentación de este proyecto, lleno de colaboraciones y entusiasmos compartidos a través de toda España, ahora en la sede de Trànsit Projectes: Barcelona.
Las voces de Juan Insúa (CCCBLab) y sus siempre pertinentes apuntes sobre la innovación que nos incitaron a trabajar por una cultura de las soluciones. La experiencia y las tesis sobre procomún anotadas con precisión por Rubén Martínez (Yproductions), todas estas nuevas prácticas y formas de trabajo sobre las que insiste el libro, debemos entenderlas no tanto como una resistencia al proceso de crisis, sino como una práctica dentro de este cambio de época. Así como la relatoría de la experiencia y el proceso de gestación de MPC, en virtud del sostenimiento de nuestro código fuente: favorecer el acceso al capital cultural, por parte de Angel Mestres (Trànsit Projectes); sirvieron de apertura a una noche de fiesta engalanada con la presencia, sino genuina u original, si esperpéntica, de unas extrañas representaciones. Sheldon Cooper, Antonio Ortega y la mismísima Lady Gagá, desplegando una curiosa conversación sobre los cruces entre la investigación, la innovación y el desarrollo en términos de cultura, arte y gestión cultural. Un diálogo tomado, precisamente, del último texto publicado por YP productions como firma (Música para Camaleones pp. 186).
Sin duda una fiesta que ha sido al mismo tiempo un final y un inicio de trayecto en tiempos de reformulación. En momentos de replanteamiento y cambios, de propósitos, de tesis, de discursos, ideas, puntos de vista e instituciones. Pero sobre todo una celebración de aquello que ya hemos aludido acerca de este proyecto: el alegre ejercicio de una inquietud genuina y la experiencia de compartir, copiar, aprender, explorar y estudiar a todos esos especímenes de camaleones empeñados en seguir produciendo y difundiendo cultura en un escenario adverso pero lleno de posibilidades.
Puedes consultar en el facebook de Trànsit algunas imágenes del evento.
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