
Hacia una Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible
Por Enrique Vargas (@Enriquevargasmx), coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano, Secretaría General Iberoamericana | Con el título “Cultura y Desarrollo Sostenible”, entre los días 4 y 8 de noviembre se celebra el VII Congreso Iberoamericano de Cultura. El Congreso es auspiciado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México junto a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Sin embargo, a diferencia de ediciones anteriores y a causa de la actual crisis sanitaria, las sesiones tendrán lugar únicamente en formato virtual, sin una sede física. Ello también permite, en cualquier caso, una mayor participación por parte de la ciudadanía y los profesionales de la cultura, mediante la retransmisión en directo de las sesiones y espacios abiertos específicos, como #MicrófonoAbierto.
El título del VII Congreso remite a la relación entre la cultura y el desarrollo sostenible, y por extensión al papel de la cultura en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por las Naciones Unidas en 2015, y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Pese a que, como es sabido, los aspectos culturales tienen poca presencia explícita en los ODS, en los últimos tiempos se han multiplicado las iniciativas orientadas a visualizar la importancia de la cultura para el desarrollo sostenible. Ejemplo de ello es la decisión de la XX Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros de Cultura, celebrada en Bogotá en octubre de 2019, de encomendar a la SEGIB, en coordinación con la OEI, el diseño de una Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible. De esta forma, el VII Congreso presentará los avances en el diseño de dicha Estrategia y contribuirá a su diseño final, con vistas a su aprobación definitiva en la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, “Innovación para el desarrollo sostenible – Objetivo 2030”, a celebrar en Andorra en abril de 2021.
La adopción de una Estrategia de este tipo busca fomentar una mayor implicación de las políticas culturales en el desarrollo sostenible, identificar los aportes de la cultura a los fines de la Agenda 2030 en el espacio iberoamericano, y aumentar la cooperación cultural para el desarrollo sostenible, favoreciendo la integración y coordinación regional. Asimismo, quiere destacar que el Espacio Cultural Iberoamericano siempre ha considerado la cultura como motor del desarrollo sostenible.
En este sentido, y en coherencia con la convicción de que la cultura puede contribuir a los aspectos sociales, económicos y medioambientales del desarrollo sostenible e incorporar compromisos derivados de ellos, y que a su vez es necesario reconocer los aspectos propiamente culturales del desarrollo y fortalecerlos, la Estrategia Iberoamericana se estructura en cinco grandes ejes:
- El eje de la “Ciudadanía cultural” resalta la necesidad de incluir los derechos culturales en los marcos normativos e institucionales, la importancia de fomentar la adquisición de las capacidades culturales básicas para el desarrollo sostenible, y la necesidad de restituir los derechos culturales a grupos sociales de especial atención, como los pueblos indígenas y afrodescendientes o las poblaciones migrantes y desplazadas, atendiendo también a la diversidad lingüística. Considerando la cultura como un gran pacto o consenso para compartir valores y formas de vida, la Estrategia remarca la necesidad de contar con un sistema de protección de las culturas y sus diferentes expresividades, en un entorno de seguridad, y, en consonancia con la sostenibilidad, subraya el compromiso de satisfacer las necesidades culturales en el presente sin por ello perjudicar las necesidades de las generaciones futuras.
- El eje de la “Institucionalidad de la cultura” aborda cuestiones como la formulación de políticas culturales de futuro, para una nueva gobernanza y sostenibilidad, la conveniencia de integrar las agendas culturales locales y nacionales con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el refuerzo de la transversalidad y la cooperación con otros sectores, y el fomento de la cooperación cultural entre el espacio iberoamericano y otros espacios culturales internacionales, subrayando asimismo la necesidad de una multilateralidad adaptada a los retos contemporáneos y que reconozca la capacidad de los sistemas culturales regionales de establecer objetivos propios. Estas líneas de trabajo se sustentan en la idea de que es necesaria una institucionalidad de la cultura fuerte, mediadora y capaz de establecer criterios sociales y económicos potentes para el alcance de los ODS, con una arquitectura institucional que al mismo tiempo garantice el ejercicio de los derechos de la ciudadanía.
- El eje relativo a la “Dimensión económica de la cultura para el desarrollo sostenible” se refiere a la necesidad de potenciar las políticas culturales para la economía creativa, disponer de políticas de fomento de un empleo cultural reconocido formalmente y con derechos a la protección social, fortalecer la distribución y comercialización de bienes y servicios culturales en mercados locales y globales, considerar la relación entre el turismo y la cultura, proteger los derechos de propiedad intelectual, incluidos aquellos comunitarios, atender el impacto de los acuerdos comerciales en la cultura, y revisar los sistemas de evaluación y medición de impactos económicos de la cultura. La reflexión remarca las evidencias existentes sobre la contribución de la cultura a la economía, tanto en aspectos intangibles como en términos de aportación al PIB y al empleo, y destaca la adaptabilidad de los sectores culturales a dinámicas sociales y el potencial de fomentar el empleo de sectores sociales desfavorecidos.
- El eje centrado en la “Dimensión social de la cultura para el desarrollo sostenible” apuesta por la inserción efectiva en la vida cultural de las comunidades más relegadas, una innovación cultural que busque repercusión social, especialmente en la reducción de vulnerabilidades culturales, la participación en el acceso cultural de forma igualitaria, el diseño de un urbanismo incluyente que mire el hábitat como espacio de convivencia y generación de ciudadanía, y la incorporación del diálogo intercultural en la resolución de conflictos sociales, entre otras medidas. Estas propuestas se basan en la doble convicción de que las desigualdades de todo tipo inciden en la vida cultural, generando desigualdades, diferencias e inequidades culturales que afectan el desarrollo sostenible, y que el acceso a la vida cultural puede contribuir a reducir las desigualdades, fortalecer los vínculos sociales y reforzar la identidad y el sentimiento de pertenencia.
- Finalmente, el eje “Dimensión medioambiental de la cultura para el desarrollo sostenible” propone promover prácticas sostenibles en la gestión y la producción de la cultura, analizando los impactos medioambientales de la economía creativa y favoreciendo la contribución del sistema cultural a la resolución de la emergencia climática, prevenir los procesos de desertización física y cultural del territorio, fomentar la cooperación entre el conocimiento científico y los saberes tradicionales, y coordinar mejor las medidas de protección del patrimonio ambiental y cultural, entendiendo la diversidad natural y cultural como un espacio interdependiente. La Estrategia destaca como reto la definición de la sostenibilidad cultural y su inclusión en el desarrollo sostenible, lo que debería incorporar la capacidad humana de alterar el sistema por medio de la expresividad y la creatividad, y remarca que la relación de la cultura con su entorno y con la naturaleza determina las formas y valores culturales y configura cosmovisiones particulares y formas de entender nuestro lugar en el mundo.
De acuerdo con la lógica de transversalidad que impregna toda la Estrategia, derivada de la complejidad de la relación entre cultura y desarrollo sostenible, junto a los cinco ejes mencionados se identifican siete aspectos transversales, a saber: género; juventud y relaciones intergeneracionales; innovación social; sociedad digital; ciencia y conocimiento; diversidad territorial; y la crisis del Covid-19.
En este sentido, el programa del VII Congreso Iberoamericano abordará sucesivamente los cinco ejes temáticos indicados antes y concluirá el 8 de noviembre con media jornada centrada en el último de los aspectos transversales: la relación entre la salud y la cultura, en el marco del impacto del Covid-19 y la búsqueda del desarrollo sostenible. Como expone la nota conceptual elaborada para la ocasión, el confinamiento ha demostrado el poder de la cultura para calmar ansiedades y ser más resilientes y ha conducido a nuevas formas de innovación y cooperación para dar visibilidad a la creación artística y favorecer el acceso a la cultura en el entorno digital. En cualquier caso, es necesario seguir reflexionando sobre las políticas más adecuadas para favorecer la relación entre cultura y salud y para el apoyo a los sectores culturales en el panorama de después del Covid.
La organización del VII Congreso prevé que las grabaciones realizadas durante el mismo permanezcan disponibles tras el encuentro, contribuyendo de esta forma a la reflexión y el conocimiento sobre la relación entre la cultura y el desarrollo sostenible y las políticas que pueden favorecerla. Alentamos a participar en los debates de esta semana y a seguir trabajando conjuntamente, desde todas las instancias concernidas, para potenciar el rol de la cultura en relación con el desarrollo sostenible y el alcance de los ODS.