Hace apenas una semana comenzó a circular por diferentes redes un vídeo que nos ha resultado muy estimulante, cargado de muchas ideas interesantes y sobre todo de unos claros e incisivos sentimientos: de fraternidad, de cooperación, de dignidad, de desarrollo y sobre todo, de felicidad[…] Las referencias a las que remite su orador son variadas, muchas de ellas inspiradoras, otras más absolutamente políticas y por ello para algunos polémicas. Independientemente de filias y de fobias de carácter político, el vídeo, el discurso compartido en él, nos resulta importante, la lectura la hacemos desde el pequeño espacio que creemos nos corresponde dentro de la sociedad y más que como una doctrina, os lo compartimos queriendo poner en común una reflexión; un pensamiento que hacemos internamente, movidos en todo momento, por lo que estas palabras nos inspiran.

El orador es el actual presidente de Urugay, José Mujica; el escenario es una de las sesiones de la cumbre Río+20Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, celebrada los pasados días 20, 21 y 22 de junio de 2012 en Río de Janeiro, Brasil. La intervención de Mujica es, como suelen estar compuestos sus discursos, de vocación popular y con un marcado interés por acercarse a la gente. Su reflexión, en puntos generales, resulta absolutamente humana y humanista, tratando de revertir la pretendida sofisticación y el alejamiento que caracteriza a las discusiones que se generan en este tipo de eventos.

 Unas preguntas en voz alta, dice Mujica: Toda la tarde se ha estado hablando del desarrollo sustentable, ¿qué es lo que aletea en nuestras cabezas?, dice. Hemos creado una civilización que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo, pero lo que fue economía de mercado ha creado ahora sociedades de mercado, relaciones sociales de mercado. Y, alejándose de lo exclusivamente económico se atreve a preguntar: ¿Es posible hablar de comunidad?; ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?

Mujica es consciente de lo que dice, del lugar en el que son lanzadas esas preguntas y del momento en el que las arroja, no se trata de volver al hombre de las cavernas, dice, pero es necesario empezar a luchar por otra cultura. Una nueva cultura.

Nada de esto lo digo para negar la importancia de este evento, es por el contrario para insistir en un nuevo planteamiento. La gran crisis que estamos experimentando no es ecológica, no económica, es una crisis política, el hombre no gobierna hoy. Y continúa categórico, en la estela de lo que más nos hace ponernos a pensar en nuestra posición dentro de la sociedad, en nuestra actividad y sus responsabilidades, no venimos al planeta para desarrollarnos, venimos a la vida intentando ser felices, ningún bien vale como la vida y esto es elemental, afirma. Esta es una clave de carácter cultural, lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.

Y sigue: Estas cosas son muy elementales, el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la felicidad humana, del amor arriba de la tierra, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental; precisamente porque ese es el tesoro más importante; cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana.

Quizá para algunos las palabras de Mujica puedan ser leídas única y exclusivamente en el contexto de la cumbre Río+20, dirigidas casi por completo a pensarlas en el marco de una crisis global de carácter económico, institucional, ecológico y político; para nosotros es casi imposible no pensar en nuestra actividad sin las relaciones, antagónicas y  a la vez dependientes que tiene con estos cuatro grandes rubros. Rescatamos de Mujica la inteligencia y el valor para introducir, dentro de ese marco, de ese contexto tan hermético en sus búsquedas y sus planteamientos de soluciones posibles, dos conceptos tan básicos, tan necesarios y al parecer tan desatendidos actualmente. Por eso, además de asimilarlos personalmente, en lo que se refiere a los estilos de vida individuales, los pensamos alrededor de nuestros objetivos de acceso al capital cultural y entonces nos atrevemos a preguntar:

¿No deberíamos como hace Mujica, introducir esos grandes conceptos en nuestras búsquedas, en nuestras propuestas culturales? FELICIDAD, AMOR (aquí pensamos sin dudar en un ejemplo cercano), fraternidad, comunidad. Más allá de objetivos de inclusión, de discursos contemporáneos sobre el hacer, de empoderamientos, de las metodologías, los modelos y las propuestas de futuro, ¿no deberían nuestro proyectos estar siempre al pendiente de atender esos valores universales, tan necesitados de atención y reforzameinto en tiempos como los actuales?

Porque creemos sinceramente que sí, porque no nos parece una cursilería sino una necesidad vital, que requiere toda nuestra atención, os compartimos esta pequeña reflexión, pensemos pues nuestro proyectos bajo este paraguas que sin duda, hará valido el resto, todas nuestras metodologías, todas nuestras búsquedas alternativas y todas nuestras prospectivas, sueños y propuestas de futuro.

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El vídeo; José Mujica en la cumbre Río+20: