La expresión latina peccata minuta, traducida literalmente como ‘pequeñas faltas’, se emplea por lo común para indicar un error leve; una falta cuya presencia no implica un desenlace de fatales consecuencias. La ligazón casi indisoluble del término con la aventura del equívoco, no impide sin embargo que de un peccata minuta se puedan originar los más diversos y productivos hallazgos […]

El camino correcto sería entonces –quizá– el que va de la peccata minuta a la Serendipia. Donde una resolución eficaz para un problema concreto surge de manera accidental y azarosa cuando se está buscando solucionar otro problema distinto. Algo que ya hemos tratado en este blog cuando hacíamos repaso de uno de nuestros anteriores procesos de investigación para el I+C+i del CCCBLab, y que nos hacía preguntarnos, justamente, si acaso existe la serendipia en cultura.

La felicidad es doble al recordar estas interrogantes porque somos testigos del surgimiento de un proyecto que recoge, de forma por demás atinada, todo ese espíritu azaroso y sus vínculos con el quehacer de la cultura. Hablamos de Peccata Minuta. Una serie de encuentros mensuales liderados por Cristina Abelló, cuyo fin es reunir a profesionales del sector cultural para que compartan sus más íntimas relaciones con el sendero del error.

El formato es el de una ponencia express, de 30 minutos, con un turno de igual duración abierto al debate, donde el error es el tema principal y los protagonistas son diferentes profesionales de la cultura que se sinceran demostrando que no hay temor a equivocarse.

El eslogan de Peccata Minuta lo dice todo: NO SÓLO BUENAS PRÁCTICAS. Asumiendo que es probablemente en esos proyectos que terminan en fracaso donde germina el posible éxito para proyectos posteriores. Pero sobre todo, que es en el compartir de esas dificultades donde están los documentos y los hallazgos más interesantes para formarnos en el ejercicio de la profesión y del sector.

Una humanización del desastre, del tropiezo, del fracaso, dicen sus organizadores. Un mea culpa popular y una fuente de inspiración, insisten. Una forma de construir juntos una suerte de código abierto (valiéndonos de la metáfora del software), en el que los errores del programa vayan siendo subsanados, corregidos y manipulados por todos para que, a fin de cuentas, satisfaga a las necesidades colectivas, decimos nosotros. Eso y más es Peccata Minuta, sin duda vale la pena seguirle la pista a este sugerente ‘teatro de los errores’.

Para seguir la programación y locaciones de Peccata Minuta consulta su twitter: https://twitter.com/peccata8minuta o su facebook: https://www.facebook.com/peccata8minuta/