A finales del pasado febrero, luego de semanas de incertidumbre, el Ayuntamiento de Madrid desvelaba sus planes para el futuro de Medialab Prado. Lo cierto es que tras 20 años de trabajo continuado (14 en su emplazamiento actual), el equipamiento se había convertido en uno de los pilares fundamentales del entramado cultural de la capital española. Pero no sólo eso, sus propuestas novedosas y procesos de trabajo con directa repercusión en el territorio, aunados a su rol pionero en lo que a laboratorios de producción/ participación/ investigación cultural y ciudadana se refiere, lo habían situado en el centro del panorama europeo y global. Continuar leyendo