Trànsit Projectes @TransitCultura & Cristina Abelló @Daliana00

«Frente al futuro podemos pensar en lo probable, lo que está inscripto en las relaciones presentes del poder, pero el futuro no sólo es probable sino también imprevisto. La explosión de la pandemia es la demostración evidente del hecho de que lo imprevisto siempre cambia las perspectivas de lo inevitable. El futuro no es solamente lo que está inscrito como probabilidad en el presente, es también una cantidad de otros desarrollos posibles, aunque poco probables». […]

La frase que abre este post forma parte de la respuesta que el filósofo italiano Franco Berardi daba a una pregunta sobre “imaginar lo posible”, dentro de la entrevista La rebelión de los pulmones, publicada por la agencia Telam el pasado 10 de abril. El futuro, lo probable, lo imprevisto, lo inevitable; pero también el cambio de perspectiva, el viraje hacia otros desarrollos eventuales; incluso el gesto de aceptar la posibilidad de que lo que antes se asumía como inverosímil o impracticable, pueda adquirir de pronto condiciones de viabilidad. Este camino fue el que la Associació de Professionals de la Gestió Cultural de Catalunya (APGCC) buscó transitar por medio del encuentro Cultura al límit. Post-covid: realment la cultura canviarà? Una reflexión on-line convocada y producida el pasado 29 de abril desde la Comissió de Desenvolupament Professional, para generar un diálogo colectivo entre diferentes profesionales del mundo de la cultura. El tema, más que necesario, era  urgente: abordar la situación de excepcionalidad provocada por la pandemia y sus posibles incidencias/ consecuencias/ retos /oportunidades dentro del sector cultural. 

La premisa la explica con detalle Cristina Abelló @Daliana00, moderadora del debate «Cuando me propusieron liderar este encuentro, intenté que las cuestiones a tratar se alejaran de la futurología, que tanto aparece por todas partes en estos días, para acercarnos y recuperar un saber que entraña presente. La idea era partir de esa raíz, para que luego fuera posible entender el motivo, la razón, de plantearse las preguntas que articulaban el encuentro y nos invitaban (e invitan todavía) a reflexionar colectivamente». Al escenario planteado por la moderadora se agregarían las voces de una numerosa y heterodoxa selección de agentes culturales de muy variados campos: David Marín @dav_marin, gestor cultural y director de @nauivanow; Sandra Costa @sndracosta, directora de La Costa comunicación; Jordi Soler i Martí @JordiSolerMarti, Consultor d’empreses culturals en @creablebcn; Laura Fernández música y antropóloga; Francesc Fabregat, Servei cultura popular Ajuntament de Barcelona @Cultupopularbcn; Virginia Seguí Ferrer, Àrea de cultura del Ajuntament St. Lluís de Menorca @SPAlbertCamus; David Rosselló, director de Nexe cultural SL, assessoria-formació-gestió cultural; Rosa Marzo, Cultura Crítica, València; Mamen Juan-Torres, PECT Indústrias Culturales y Creativas De Girona; Jordi Pardo Rodríguez, Laboratorio de Cultura y Turismo de la Fundación Barcelona Media;  Josep M.Pallares, Universitat de Girona y Àngel Mestres @mestresbcn, director de Trànsit Projectes @transitcultura.

Las preguntas de partida referidas por Abelló buscaban dibujar un escenario del porvenir a través de 4 puntos de dirección: debilidades sectoriales (pregunta 1), sostenibilidad/rentabilidad (pregunta 2), nuevos escenarios de exhibición/ distribución/ producción (pregunta 3) y referentes y referencias (pregunta 4). Cada uno de los bloques se articulaba entonces animando a los participantes a esbozar reflexiones a manera de respuesta. Respuestas que no ambicionaban ninguna intención manifiesta de arribar a conclusiones cerradas, sino, más bien, se asumían desde un principio como una suerte de pistoletazo de salida para una conversación que, sin duda, deberemos continuar y alimentar en los próximos días/ meses/ años. Está claro que algo hay que refundar , la transformación comienza por auditar nuestras prácticas pasadas y vislumbrar, proyectar y prototipar las futuras. Para, como bien se afirma desde el primer fotograma del vídeo de registro de la charla, “luchar contra la incerteza del futuro y observar con atención lo que está pasando, aquí y ahora para, entonces, tomar decisiones respecto a los objetivos y las metas que nos impondremos como sector…” o, por insistir de nuevo en Berardi, imaginar lo posible. 

El texto desplegado a continuación es un resumen a manera de escaleta de notas, sobre las aportaciones que la APGCC ha considerado más oportunas para compartir con la comunidad. Su elección obedece, únicamente, al afán de que puedan servir de estímulo e invitación para consultar el resto de aportaciones. Puedes mirar el vídeo completo de la conversación en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=7FD6yo4eN9Y&feature=youtu.be

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1: Debilidades sectoriales

En cuanto a la primera pregunta, que pretendía hacer un análisis de las debilidades que se han puesto de manifiesto en el sector cultural tras la crisis derivada de la pandemia provocada por la COVID 19, se destaca entre los profesionales la fragilidad del sector y la necesidad de que sus problemáticas sean más relevantes en los asuntos ministeriales. Jordi Pardo señalaba la necesidad de una visión más unitaria para luchar por la cultura y añadía: «Tenemos que convencer a los que no creen que la cultura es básica, que tiene que ver con nuestros derechos humanos, pero también tenemos que convencerles de los impactos económicos que genera, por ejemplo, en la actividad turística». Francesc Fabregat, en la misma línea, recordaba el modelo de las ágoras romanas para reforzar la idea de generar comunidad y de la importancia de la colaboración para subsistir. Porque adaptarnos ante las cambios de forma colaborativa es la mejor manera de aprovechar la inteligencia colectiva. «Las comunidades subsisten a través de las redes», insistía Fabregat.

Otra debilidad puesta de manifiesto –más proyectada hacia la nueva normalidad–, es el miedo que la sociedad pueda llegar a tener de participar como público en determinados eventos culturales. Sin duda, esto se convierte en otro reto para los intermediarios que plantea preguntas muy trascendentales: ¿Cómo recuperaremos esa confianza y seguridad? ¿Qué modelos/formatos nuevos creamos? ¿Estamos en condiciones de innovar al respecto?

Virginia Seguí apuntaba también una debilidad que, al mismo tiempo, vira hacia un posible objetivo: «El sector tiene mucha dependencia de las Administraciones Públicas. Es un momento para apoderarse del cambio que vivimos aunque pueda ser un gran reto».

2: Sostenibilidad/rentabilidad. 

La segunda cuestión, alejándose de cómo se podrían adaptar las propuestas culturales y sus respectivos formatos en el corto plazo, llevó a plantear una de las preguntas que quizás resulten más importantes: ¿cómo hacemos sostenible un sector que de pronto ha perdido su capacidad de ser lo poco rentable que ya era? Aventurando posibilidades, los participantes han sugerido ya algunas propuestas concretas, como la creación de plataformas de contenidos culturales de suscripción que pueden indicar un camino a seguir, sobre todo respecto a la posibilidad de permitir, tanto a los artistas, como a los intermediarios, una remuneración y una mejora de la calidad del contenido.

En estos meses se ha disparado el consumo cultural digital y se ha evidenciado todavía más el aspecto terapéutico o, por decirlo de algún modo, ocupacional de la cultura. Los participantes coinciden en una idea recurrente al respecto: quizás deberíamos considerar la posibilidad de encaminar nuestras futuras iniciativas hacia espacios (poco explorados) como el sanitario. Los geriátricos y hospitales podrían ser una apuesta para generar puentes de diálogo entre la economía, las ciencias sociales y el sector de la cultura.

Junto a las posibilidades de nuevos modelos o espacios a explorar, se presenta la cuestión recurrente del valor simbólico de la cultura en la sociedad y cómo hacemos desde el interior del sector, para refundar esa presencia social. La idea cruza por completo el debate, pero Sandra Costa lo trae a colación, de manera muy pertinente, en este bloque: 

«La crisis nos marca problemas estructurales, de sistema. El debate es más de fondo: ¿qué representa la cultura para la sociedad? No debemos tener ningún reparo en defender su papel primordial. Por lo menos la gente parece haber percibido un cierto valor; valoran que estos días la cultura les ha ayudado a sobrellevar el confinamiento. ¿Cómo vamos más allá? ¿Cómo defendemos que la cultura sea tan esencial como cualquier otro servicio? Tendremos que generar mucha confianza de nuevo. La gente tiene miedo a volver a participar en eventos culturales».

A las reflexiones de Sandra Costa, se puede unir una interesante lectura de los escenarios actuales y futuros que propone Jordi Soler Martí: «Existen tres escenarios»., dice, «el momento actual, de incertidumbre y expectativa; un segundo momento de transición, en el que habremos de reiniciar parcialmente la actividad y, en lo posible, aportar alguna nueva propuesta, un nuevo formato, si cabe, un nuevo modelo; y un tercer momento de cierta normalidad, con un cambio muy importante en los diferentes hábitos de la sociedad a los que los profesionales del sector cultural nos deberíamos de poder adaptar con rapidez».

3: Nuevos escenarios de exhibición/ distribución/ producción

Aunque aún no sabemos si el uso que estamos haciendo de las redes actualmente es tan sólo una casuística de lo que estamos viviendo, la tercera pregunta buscaba provocar una reflexión sobre el uso futuro de las plataformas digitales en materia cultural: ¿En qué plataformas compartiremos la producción cultural? ¿Consideramos a las grandes empresas como Google unos aliados o unos enemigos? ¿Queremos cooperar o luchar contra el dominio de estas empresas que controlan todo lo que consumimos?

La cuestión es compleja y entraña una amplia gama de posibilidades y agentes. Está claro que la singularidad y los condicionamientos de cada proyecto determinarán su independencia respecto a temas tan delicados e importantes como estos. Como era de esperarse, en este punto surgieron más preguntas que respuestas: ¿Es acerca de la plataforma sobre lo que tenemos que reflexionar o debemos centrarnos más en la cuestión de los contenidos que compartimos? ¿Es la administración quién debería reflexionar sobre esto? ¿Se podría crearar un canal público? ¿Qué red es la más ética? 

Apostemos o no a corto plazo por la cultura digital, David Roselló apuntaba que el canal digital no desplazará a lo presencial y que, en todo caso, ambos formatos deberían ser complementarios: «El formato digital ha de complementar al presencial, no sustituirlo, hemos de integrar ambos». El escenario, como apuntábamos, es complejo, por eso se anima a mirar las voces de ciertos analistas culturales que están, desde hace tiempo, reflexionando a este respecto. Destacan las ideas de Ingrid Guardiola, puestas sobre la mesa por Àngel Mestres: «Para mí el problema no es la dependencia de estas tecnologías, sino cómo las empresas del capitalismo de plataforma están acumulando más poder del que ya tenían, y eso no estaba previsto a tan corto alcance: Google-YouTube, Amazon (acaba de anunciar la contratación de más de 100.000 nuevos trabajadores en Estados Unidos), las teleoperadoras, Facebook (WhatsApp), Microsoft (Skype), Netflix… y las grandes cadenas comerciales. El confinamiento nos está llevando a consumir a través de estos monocultivos basados en compañías que funcionan como plataformas de datos. Hay alternativas (Filmin, Teatroteca, medios especializados, los canales de muchas instituciones culturales, los libros —imprescindibles—, etcétera), pero sobre todo se trata de que cuando pase esto podamos recuperar el comercio de proximidad, la cultura de proximidad y una aproximación responsable al consumo y a la política…» (Ingrid Guardiola: “El capitalismo de plataforma está acumulando mucho más poder y más rápido”)

A manera de cierre:

Conscientes de la permanencia del cambio y de las posibles dificultades y reticencias que nos encontraremos en esta fase de adaptación, Àngel Mestres, a modo de valoración final, puso en mayúsculas tres palabras: INNOVACIÓN, DECISIÓN y VALOR: «INNOVACIÓN, porque hay que trabajar para que un proyecto cualquiera deje de ser cualquier proyecto. Esto requiere pensar en el territorio y considerarlo también como un espacio que está en constante cambio. El proceso requiere de liderazgo, de conocimiento, de nuevo, colaborativo: básicamente producir con otros. Con quienes saben hacer lo que nosotros no sabemos hacer. VALOR, por la necesidad que tenemos de recordar a la sociedad la valía del sector cultural, y una suerte de imperativo de defenderlo aunque a veces nos resulte complicado o implique grandes costes. Y finalmente, DECISIÓN, porque tenemos que y debemos de, preguntarnos: ¿Quién queremos ser? ¿Qué tipo de proyecto, iniciativa, sector? Esa autoconsciencia es la que nos conducirá –y nos fortalecerá– por el camino continuo del desarrollo y el crecimiento.» A lo que Laura Fernández añadió: «Necesitamos conciencia de nuestro poder, nos tenemos que aliar para defender libertades, porque el que no es libre no se puede expresar».

Sin duda, esta crisis sanitaria nos ha recordado nuestros problemas estructurales, de sistema, pero es necesario acompañar cualquier análisis y cualquier desición, de un debate de fondo: ¿Qué representa la cultura para la sociedad? ¿Cómo defendemos la cultura para que sea tan esencial como otros servicios? ¿La cultura debería medirse por otros parámetros que no fueran solamente económicos? La conversación está apenas iniciando, sin duda deberemos continuarla…

4. Referentes y referencias

Para ayudarnos a revisar las ideas repasadas a lo largo de la conversación y provocar nuevos cuestionamientos y líneas de análisis, compartimos una serie de referencias que los participantes pusieron en común aspirando a encontrar ejemplos, prácticas, ideas y pensadores en los que mirarse y mirar lo que se está haciendo ya al respecto de la pregunta que rigió nuestro encuentro: ¿realmente la cultura cambiará? No lo sabemos, aquí algunas ideas para intentar responder.

Artículos:

Carrión, J., 2020. La Covid-19 y las librerías. La Vanguardia, [online] Disponible en: <https://www.lavanguardia.com/libros/20200420/48616829070/jorge-carrion-libelistacom-comanegra-google-books-covid-19.html>

Durán Rodríguez, J., 2020. La clase obrera de la cultura en la era Amazon. El Salto, [online] Disponible en: <https://www.elsaltodiario.com/culturas/clase-obrera-cultura-gafam-google-amazon-facebook-apple-microsoft>

Guardiola, I., 2020. L’impacte cultural del Covid-19. Ara, [online] Disponible en: <https://www.ara.cat/opinio/ingrid-guardiola-impacte-cultural-covid-19_0_2424357648.html>

González, B., 2020. Ingrid Guardiola: “El capitalismo de plataforma está acumulando mucho más poder y más rápido”. El País, [online] Available at: <https://elpais.com/sociedad/2020-03-22/ingrid-guardiola-el-capitalismo-de-plataforma-esta-acumulando-mucho-mas-poder-y-mas-rapido.html>

Holgado, Á., 2020. La “Cultura”, un animal mitológico. El Salto, [online] Disponible en: <https://www.elsaltodiario.com/culturas/alvaro-holgado-cultura-animal-mitologico>

Pons, È., 2020. “El control social serà un dels grans guanyadors de la pandèmia”. Catalunya Plural, [online] Disponible en: <https://catalunyaplural.cat/ca/marina-garces-el-control-social-sera-un-dels-grans-guanyadors-de-la-pandemia/>

* Imagen: Franco Mazzucchelli, Riappropriazione in Converso. http://www.francomazzucchelli.it/