Lo residual, el desperdicio, el excedente; lo marginal, lo apartado, lo desecho. De igual forma: el exceso del consumo; o la habilidad constructiva que propician las carencias. Pero también lo que se usa nuevamente; el reciclaje, la fabricación propia, la solución alternativa a un problema […]. Sobre todo, el poder transformador de la cultura; entonces las capacidades de creación unidas a la cualidad de empoderamiento de las artes y del aprendizaje. Al mismo tiempo el talento, la perseverancia y el amor por la música. Eso mismo, la cultura y el capital cultural como herramienta para generar cambios en el territorio. Son muchísimas las ideas que se apoderan de uno cuando acude a observar esta experiencia. Hablamos de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, Paraguay. Un proyecto educativo que ha unido la música y la cultura del reciclaje para ejercer como motor de cambio en una de las zonas más vulnerables de la ciudad de Asunción.

Compuesta en su mayoría por niños y jóvenes, hijos de trabajadores del vertedero municipal más grande de la ciudad, localizado justamente en la zona de Cateura, la Orquesta ha conseguido saltar la brecha de acceso al equipo e instrumentación necesarios para propiciar una formación musical reglada. Consiguiendo con su acercamiento innovador (de filosofía do it yourself) no sólo iniciar en la música a un grupo importante de miembros de la comunidad, sino , en el caso de muchos de ellos, vertebrarla como una como una opción de vida y una importante oportunidad profesional.

Todo se inicia en el años 2006, cuando el creador y director actual de la formación, el técnico ambiental Favio Chávez, decide dar un paso más allá de su labor de orientación ecológica en la zona y, músico de profesión, decide emprender un programa de formación musical en el territorio. La barreras aparecen casi de inmediato, el acceso a los instrumentos formales parece negado de principio, pues en un asentamiento en el que los recursos económicos son tan límitados, un violonchelo o un contrabajo medio pueden llegar a superar el coste de una vivienda. La única solución posible vino, como suele pasar en estos casos, de la mano de la creatividad y de una visión comprometida con la sostenibilidad y el empoderamiento. 

Ante la abundancia de desechos materiales que reinaba en un lugar vinculado en la mayoría de sus actividades con la recolección, clasificación y reciclaje de basura, Favio decidió aliarse con los gancheros del vertedero y, juntos, convirtieron muchos de esos restos inservibles en instrumentos musicales al servicio de los miembros más jóvenes de la comunidad. Saxofones hechos con tuberías, monedas, cucharas; bidones de gasolina transformados en contrabajos; violines fabricados a partir de botes de pintura; guitarras que antes fueron latas de conservas o empaques metálicos para alimentos. Centenares de residuos sólidos domiciliarios que, entre las soluciones creativas de los nuevos luthiers, y el talento y las ganas de los pequeños músicos, son ahora piezas de un engranaje cultural sólido, con identidad y mucho que decir a través de su práctica musical y artística.

De esta forma, más de 20 niños y jóvenes músicos están hoy rebasando las barreras de marginación ligadas a su territorio, dando vida no sólo a las sinfonías de Beethoven y Mozart; las baladas Frank Sinatra o de los Beatles; las Cumbias y las Polkas Paraguayas, sino a todo un modelo de aprendizaje que se aparece como una de las prácticas más interesantes dentro de la gestión alternativa ligada a la educación de los últimos años. Como menciona el propio Favio Chávez, se trata de instrumentos reciclados, sí, pero también de  que un proceso educativo lo suficientemente sólido como para sentar las bases de una verdadera incursión en la formación musical que les posibilita para, en un futuro, cuando tengan acceso a un instrumento mejor, puede continuar su formación sin problemas, e incluso seguir una carrera musical. 

Y aquí algo fundamental a destacar, el proyecto sobresale por configurar una metodología de aprendizaje; un modelo de formación que trata de adaptarse a las condiciones económicas, sociales y culturales de los niños y jóvenes de la comunidad de Cateura. Si bien los objetos en sí que resultan del proceso de reciclaje son ya piezas de gran valor estético e incluso plástico, el reciclaje cobra sentido al ser una herramienta para cambios mucho más fundamentales que convierten todo ese modelo en un ejemplo de sostenibilidad cultural de gran alcance.

Hoy la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura ha realizado presentaciones en diferentes ciudades de Europa, Sudamérica, Norteamérica y Medio Oriente, compartiendo escenario con afamados artistas y logrando además varios reconocimientos y premios a nivel mundial. A través de este ejemplo de superación social y cultural, niños y jóvenes han dado un nuevo uso a la basura y han accedido a la cultura en general y la música en particular como a una puerta para ampliar sus posibilidades de futuro, fuera de la exclusión social.

Este post ha sido publicado con la colaboración de Selva Olmedo Barchello, Economista y estudiante del Máster en Instituciones y Empresas Culturales – UB