El 15 es un número compuesto, semiprimo y numeral. En química, el 15 es el número atómico del fósforo y el del grupo del nitrógeno en la tabla periódica. La Pascua judía comienza el día 15 del mes de Nisan y en el sistema de numeración hebreo, el número 15 no se escribe porque sus cifras deletrean uno de los nombres judíos de Dios… 15 son los primeros puntos que se marcan en un set al jugar al tenis y en numerología, el 15 está asociado a la combinación de energías de los números 1 y 5, donde el 1 representa las nuevas ideas y los nuevos comienzos, y el cinco simboliza el idealismo, la motivación y el ingenio.

Más allá de las creencias esotéricas que aterrizan el sentido cultural del número 15, tan aptas entre otras cosas para describir la materia de la que hablamos aquí, las referencias discursivas de esta cifra se cristalizan en la idea de un rito de paso que implica el tránsito de la tierna infancia, a los augurios inciertos de lo que vendrá. El 15, visto desde la perspectiva del tiempo y de sus años, es tránsito y es cambio, es reinvención y es punto de partida: pero sobre todo es fiesta. Es fiesta y nosotras celebramos, homenajeamos, bailamos… en este caso por la continuidad de un proyecto al que hemos seguido primero y acompañado después con especial entusiasmo desde sus inicios. Nos referimos a Recursos Culturales, un emprendimiento independiente con empeño prescriptor y al mismo tiempo, vocación de apoyo a los iniciados y a los que recién comienzan en el mundo de la gestión y la producción cultural.

Nacido para ofrecer información, herramientas y servicios a artistas, emprendedores, gestores y organizaciones del arte y la cultura, tras cumplir quince años de actividad Recursos Culturales se ha convertido en un referente para quienes trabajamos en el sector. Tanto desde el ámbito de la gestión, como, sobre todo, desde el mundo de la formación y el acompañamiento a los proyectos y agentes emergentes. 15 años de obstáculos y de aciertos que se multiplican por muchas otras cifras: más de 12.000 concursos, subsidios y ayudas difundidas; 3.000 artistas, gestores, emprendedores y organizaciones asesoradas y formadas, 35 proyectos auspiciados; más de 35.000 suscriptores; 120.000 visitas mensuales a su página web y 162.000 seguidores en Facebook. Cifras, insistimos, que más allá de la frialdad de los números dan cuenta de la consolidación de un proyecto de referencia que cumple un rol muy difícil de cubrir. Pero también, y sobre todo, un recuento que argumenta la mayor de sus ganancias, vital para cualquier iniciativa de su tiempo/tipo: la de la construir y mantener de una comunidad a su alrededor.

No es entonces baladí que aludamos al tópico de la tradición de la fiesta de 15 años y a los aspectos numerológicos de la cifra para celebrar el aniversario de un proyecto como este. La costumbre de la conmemoración proviene de las grandes culturas precolombinas de México. Tanto Aztecas como Mayas realizaban antaño ritos de paso a la pubertad para indicar la entrada a la vida adulta. Al llegar a los quince años los jóvenes salían de la familia a la escuela telpochcalli, donde emprendían un viaje para re-aprender su historia y las tradiciones de su cultura. El trayecto incluía el encuentro con sus otros (el matrimonio muchas veces, y lo que éste implica en términos de entendimiento y convivencia), y se completaba con el regreso a la comunidad de origen. El viaje de Recursos Culturales seguro tiene para cruzar muchos años y estaciones venideras, ahora es tiempo para nuevas ideas y para nuevos comienzos; para nuevas motivaciones, idealismos e ingenio… que el contexto en el que les/nos ha tocado celebrarlos (y la comunidad a la que pertenecemos) lo requieren con urgencia.