Hace algunos años, el filósofo alemán Peter Sloterdijk, proponía una fórmula que sirve para comprender tanto las formas de hacer en el presente como los retos del porvenir[…] _El concepto fundamental verdadero y real de la modernidad, afirmaba, no es la revolución sino la explicitación. Es decir, llevar al primer plano lo que antes permanecía velado en el trasfondo. Manifestar lo que en alguna instancia estuvo oculto (para dialogar con el que mira al otro lado). O, en términos tópicamente teatrales: mostrar lo que está tras bambalinas. Bajo esta perspectiva, ser contemporáneo y por consiguiente, innovar, significa hacer visibles las condiciones; mostrar las entrañas del proceso; compartirlas.

En la última década, los artistas y creadores de casi todas las disciplinas, intentan operar bajo esta lógica. De un lugar a otro del mundo asistimos a la exhibición de los procesos y a la revalorización de las metodologías. Vemos crecer el predominio de las estéticas relacionales. Participamos de la estima por el intercambio de saberes, o la gestación de redes de apoyo y conocimiento compartido. En una frase, somos testigos de la enorme proliferación de lo co-munes… El escenario es en tal grado de actualidad, que podríamos afirmar que cualquier intento por reunir en una sala a un variado número de creadores y agentes culturales con el fin de analizar sus prácticas y plantear prospectivas, no debería alejarse de la idea sloterdijkiana de la explicitación.

Ya lo dijo Nicolas Bourriaud: El arte es un estado de encuentro. La organización de presencias compartidas entre objetos, imágenes y gente. Un laboratorio de formas vivas que cualquiera puede apropiarse. Ese este es, al mismo tiempo, el espíritu y el reto. En un momento histórico en el que se ha vuelto oficio hablar de muertes y de caducidades (institucionales, ideológicas, paradigmáticas; de disciplinas, de soportes, de prácticas…), el único camino hacia la innovación parece ser, justamente, mostrar las cartas. Poner sobre la mesa lo que se tiene y lo que se sabe. Ofrecer, formular, recombinar y sólo hasta entonces, hacer algo nuevo con la ayuda de otros.

El posicionamiento ofrece un amplio campo de trabajo. Se trata de diseñar dinámicas que propicien el análisis pero sobre todo, animen al sintagma fijo de ensuciarse las manos. Se trata de buscar soluciones a problemáticas concretas para emprendimientos concretos. Se trata de superar las barreras del espacio y el tiempo al que todo encuentro/congreso está destinado y construir una red de trabajo. En fin, se trata de generar ideas e iniciativas que hagan que un proyecto cualquiera, deje de ser cualquier proyecto:

De los eventos a los procesos. De los públicos a las comunidades. De las especialización al aprender haciendo. Del comunicar al narrar… Cooperar, colaborar, coproducir. Arriesgarse, equivocarse, errar y descubrir. La escucha como actitud, la posibilidad como eje de acción y la colaboración como práxis… Copiar, intercambiar, co-crear… Conocimiento, encuentro e intercambio. Redes… Construir públicos. Pensar los proyectos culturales en clave de formación. Especialización: certificación de habilidades. Cyberpractices. Hibridación: analógico / digital… Participación: ¿estamos preparados? Encuentro, proximidad, formateo social. Antes, durante y después: de la investigación a la documentación. Procesos y procesiones…

El abanico de temas y de dinámicas es amplísimo. Sirve para repensar la actividad desde cualquier perspectiva e incluso, desde la convivencia con cualquier disciplina. Por ahora es sólo un apunte, un compendio de inquietudes volcadas mientras intentamos planificar este tipo de dinámicas culturales, y que provechamos para ponerlo por escrito sólo por el deseo, también, de mostrar las cartas. A lo que nosotros abogamos es a un espíritu concreto. Ese estado de encuentro al que refiere Bourriaud que haga propicias las conexiones entre agentes, gestores, proyectos e ideas. Pero también entre personas, -nos impulsan las personas-. Es decir, que haga posible compartir y reinventarse, y al mismo tiempo formularse preguntas, cifrar el presente, y la anticipación al futuro o, simplemente y no por ello menos importante, reconocerse…