Uno de los discursos más reiterativos de los últimos tiempos con respecto a la crisis económica, el programa de recortes impuesto por la U.E., sus peligrosas repercusiones sociales, y el cada vez más extendido problema de paro laboral juvenil, es aquel que termina aludiendo de una u otra forma al tema de la educación. Desde las críticas más drásticas a las propuestas de reforma y recortes en este bien común, hasta la necesidad inminente de mejoría tanto en los niveles académicos, cada vez más distanciados de los grandes modelos educativos europeos, como en las competencias que propicien mejores oportunidades laborales. Desde las demandas de profesionales mejor preparados, hasta el incremento de la educación privada o el fenómeno y proliferación exagerada, no muchas veces eficiente, de los programas de masters y posgrados. Una de las líneas de trabajo que Trànsit ha desarrollado desde sus inicios ha estado vinculada con temas educativos; en los últimos años centrando especial atención en la formación y profesionalización de los actuales o futuros agentes del sector cultural.

Una línea de acción que atraviesa muchos proyectos y procesos: la vinculación directa con programas académicos reglados, como el máster en Gestión de instituciones y empresas culturales o el Máster en Comunicación Cultural de la UB, o procesos de aprendizaje más cercanos a la práctica cultural orientados a la emprendeduría, la nuevas formas de aprendizaje y empoderamiento, las prácticas independientes o a la formación profesional y de formadores tanto en España como en América Latina.

Dentro de este amplio paraguas de trabajo en crecimiento, es que aparece el programa LEINN. Una propuesta innovadora de formación que trata de adecuarse a las necesidades actuales  proponiendo un proceso de aprendizaje mucho más complejo que atraviesa 4 continentes y un sin número de experiencias, su lema: aprender emprendiento.  La siguiente entrevista,  publicada en el blog de teamlabs.es al que peretenece LEINN aborda, en la voz de Angel Mestres, director de Trànsit Projectes, las diferentes inquietudes de una de nuestras facetas de trabajo y explica, entre otras cosas, en qué consiste esta nueva propuesta formativa.

El pasado jueves 04 de julio, hemos estado con Angel Mestres (@mestresbcn), socio fundador de Trànsit Projectes (@transitcultura) y le hemos preguntado ¿cómo es el talento del futuro? Esto es lo que nos ha contado.

Trànsit Projectes, en su sector, es el más conocido…
No sé si el más conocido pero sí una de las organizaciones con más experiencia en el sector de la gestión y la producción cultural, casi 30 años trabajando a favor del acceso al capital cultural, básicamente ese es nuestro grito de guerra. Generar proyectos e iniciativas que faciliten el acceso al capital cultural, entendiendo este último según aquello que el sociólogo Pierre Bourdier describe como “la inadecuada distribución de prácticas culturales, valores y competencias que caracterizan las sociedades capitalistas”. Trànsit diseña, produce, gestiona y comunica proyectos culturales que buscan redefinir esa distribución; estableciendo sinergias, estrategias, redes y acciones con agentes culturales de España, Europa y América Latina, buscando siempre llegar y hacer llegar el capital cultural a las personas.

Muchos cambios en estos años….

Sí, en tiempos de alta incertidumbre y con una alta presencia de la tecnología, la rapidez es fundamental. Conseguir rapidez en un momento en el que sientes que todo va más rápido que tú sólo se consigue generando confianza y colaboración. Ahora, con rapidez no me estoy refiriendo a la pérdida de profundidad a favor de la inmediatez. Hablo más bien de una capacidad de reacción ante lo inmediato y de constante adaptación ante esos cambios. Si algo debe de ser capaz de construir hoy un gestor cultural, es una propuesta equilibrada entre la solidez del contenido y la capacidad para estar siempre en diálogo con su tiempo. Quizá la clave del trabajo que generamos desde Trànsit Projectes sea está capacidad para ser muchos tipos de agente, grande o pequeño, más ortodoxo o más alternativo; generando diálogo con todo tipo de organizaciones, desde los más propositivos y contemporáneos (Música para Camaleones, uno de nuestros más destacados proyectos del año pasado que todavía sigue creciendo, es un claro ejemplo de ello), hasta los más clásicos e institucionales. Entre lo tecnológico y digital, y lo presencial y personal; entre lo global e internacional, y lo local; entre los centros y las periferias; entre las prácticas alternativas y los nuevos modelos de gestión institucional y de trabajo; entre lo conceptual y curatorial, y lo social y comunitario…

¿Estos cambios, quién los sabe llevar? 

En general, creo que las personas que están haciendo propicios estos cambios actúan de la manera intermedia a la que te hago referencia antes. Muchas veces no se  trata de los más radicales tecnófilos, ni de los románticos más enamorados de los modelos anteriores. Gente que simplemente tiene una inquietud, una propuesta (personal y profesional), una propuesta,  justamente, de profundidad, y busca maneras de llevar a cabo su proyecto. Sin importar cuál es el continente de esa propuesta, sino más bien aprovechando todo lo que está a su alcance hoy día para sacarla adelante. Si hablamos de trabajo dentro de la organización, es muy importante que la persona que lleva un proyecto tenga un proyecto personal. Es más importante tener un proyecto, qué objetivos y visión tiene la persona, y cómo combina estos con el proyecto en sí. Es hoy en día la mejor manera, si no es que la única, de estar actualizado, vinculado con el presente cambiante del que hablábamos antes. Para  ello es necesario tener una capacidad de diálogo y de apertura a nuevas ideas. Y con ello volvemos a lo mismo, ser capaces de mutar, de ser muchos tipos de agente y a la vez de personalizar siempre  nuestra intervención en un proyecto, esa idea tan manida pero no por ello menos cierta, de poner nuestro sello a las cosas, ser en todo momento conscientes (y consecuentes) de qué es lo que queremos ser.  Eso es lo que sigue haciendo que un proyecto cualquiera deje de ser cualquier proyecto, y no su cascarón de “novedad” o “modernidad”.

¿Y como a su vez, cambian estos proyectos?

Hay que detectar nuevos modelos de negocio que sean por un lado sostenibles, y que supongan un reto para los usuarios y para los productores. Los modelos de negocio tiene que hacer que valga la pena consumir aquello que estamos ofreciendo. Y esto es tan variante que hay que estar muy cerca de los usuarios para entenderlos, pero también muy cerca de otros agentes igual a ti para compartir cómo lo estás haciendo. La idea de competencia cambia, aunque disputes por los mismos espacios, es mejor participar en algo en segundo plano cuando no tienes la capacidad suficiente para asumir cierto proyecto y aprender, que enfrentarte a alguien mejor que tú y ser derrotado. Hoy parecería que todos los grandes agentes culturales estuvieran a la expectativa de cuál va a ser el siguiente paso y quién va a darlo, para después hacer lo mismo; en España es claro en el modelo de la industria editorial, muy reticente a proponer nuevas formas de revitalizar sus mecanismos de acción, sus formas de sustentar la estructura; se han aletargado, se han quedado esperando a ver qué hacían los otros y ya hemos sido testigos de muchísimas caídas (editoriales, librerías, premios, suplementos, revistas; y caída también de calidad en todos los ejemplos). La repetida “muerte” de tantas prácticas que se empeñan en abanderar los agoreros es sólo muerte por congelamiento, por inanición; si no haces nada para seguir sobreviviendo, para seguirte alimentando, es obvio que morirás. Pero, definitivamente, yo no creo en ese tipo de defunciones. Tenemos que ser capaces de entender que el cambio no significa la muerte de nada, simplemente significa la apertura a nuevos modelos. Nos ha tocado estar en la parte intermedia, viviremos esos cambios. Y es por demás interesante. La riqueza de la transformación, en el fondo, es creatividad pura. ¿Cómo vamos a hacer para tirar adelante? Nadie lo sabe, pero hay que ser lo suficientemente perspicaz para ver lo que están haciendo todos esos pequeños proyectos que día a día plantean nuevas vías de financiación, de comunicación, de distribución, de creación, de autorías y derechos, de colaboración. Algo estamos construyendo, aunque todavía no tengamos la certeza de cuál será su forma final. Es un tiempo de suma dificultad, pero también de muy entretenida, atractiva y exitante incertidumbre y cambio.

¿Y LEINN puede aportar este talento?

Definitivamente, aunque, como pasa con todo tipo de formaciones; desde las más superficiales hasta las más prestigiosas, de nada servirán las herramientas si uno no encuentra formas de utilizarlas, formas de explotar sus capacidades, formas de hacer nuevos inventos y de enriquecerse de las conexiones, crear vínculos. Recoger datos, acumular conocimientos, es sólo el primer paso hacia la sabiduría, pero compartir información es el primer paso hacia la comunidad. Y aquí volvemos a la idea de que un agente potente, es aquel que está vinculado con proyectos e ideas propias, que se activa y mueve por intereses e inquietudes propias y está al tanto de lo que están haciendo otros. Es la clave para poder encontrar ese insistente equilibrio entre la teoría y la práctica. Buscamos a personas con capacidad de diálogo, con apertura mental, y cada vez más con conocimientos generales más que específicos… Ser mediante el dominio de herramientas y capacidades generales, cada vez más capaces de atender necesidades específicas. LEINN es muy hábil en la capacidad de darle a las personas la oportunidad de hacer un curriculum de vida, que tengan un complemento entre la academia y el ecosistema. Fomenta básicamente la autonomía en equipos, y después esa autonomía, puedes empezar a dar frutos en lo que quieras.

¿Cómo padre, qué ves en LEINN?

Una mezcla de tres elementos: un modelo universitario nuevo, es decir un modelo que nos sirve para fomentar determinadas capacidades o competencias que ayuden a crear proyectos y empresas; un vector de transición entre la escuela y la vida, algo que es fundamental hoy en día: la idea de aprender haciendo, el conocimiento siempre ha estado allí, hoy tenemos muchas formas de acceder a él y la única manera de aprender a aplicarlo es ponernos a ello, hacer, hacer y hacer; y finalmente, una oportunidad de vincular esa práctica con la experiencia y con el conocimiento de otras formas de hacer y de ser, donde no solamente viajarás, sino que te enfrentas ante el reto de un proyecto vida.

LEINN entonces nos prepara para el futuro…

Nos prepara, antes que nada, para el presente. Estas formas de trabajo ya están sucediendo. Lo que hace LEINN es responder a la actualidad y entonces sí, ser una vía para que nuestros posibles emprendedores sean quienes ofrezcan respuestas a la incertidumbre que estamos viviendo. Que propongan esos modelos nuevos o esos caminos que nosotros estamos todavía buscando. El futuro se construye generando pensamiento crítico sobre el presente, decía Pep Dardanyà al respecto de uno de nuestros proyectos que reflexionaba sobre esto. Las organizaciones están hoy más que nunca obligadas a innovar en sus formas de trabajo. Niklas Luhmann, el sociólogo alemán, afirma que una organización que no sea capaz de asumir o explotar su capacidad para reaccionar planificadamente a los cambios internos y externos, perderá las oportunidades que se le ofrezcan y se encontrara sometida a un cambio sin rumbo conocido. En cada vez más y más organizaciones empiezan a surgir modelos colaborativos de servicios en las comunidades. El trabajo en equipo, entre diferentes comunidades alrededor del mundo son la clave para entender de diferentes maneras la forma cómo hoy vemos el mundo. LEINN crea la posibilidad de aprender entre los diferentes laboratorios en muchas ciudades del mundo, y esto lo hace parte inminente del cambio. LEINN trata de crear, desde la formación, el espacio previo, el territorio de pruebas, el laboratorio de experiencias y experimentos, ese ambiente, ese clima, ese ecosistema de trabajo vital para el panorama actual de la cultura del trabajo y para plantarse de cara a todo lo que está por venir y hacerlo con gran entusiasmo.