Actualmente, palabras como crowdfunding, crowdthinking, crowdcuration o coworking empiezan a formar parte del vocabulario de las organizaciones y de los emprendedores; todas ellas comparten una visión común: la aproximación tanto a usuarios como consumidores de servicios siguiendo la lógica de la inteligencia de las multitudes y la creación colectiva. La reflexión en torno a este nuevo ecosistema empresarial es uno de los temas que acompaña nuestra actividad profesional, pues muchas de las actividades que hoy generan los difierentes agentes culturales que están emergiendo, se vinculan directamente con estas dinámicas de trabajo.

En algunos contenidos anteriores hemos abordado los aspectos de la co-creación y de la financiación colaborativa, hoy nos interesa especialmente el aspecto del espacio de trabajo. Una de las tendencias que han cobrado mayor relevancia dadas las características del mercado laboral en nuestro país, es la opción de compartir el entorno de trabajo en los llamados centros de coworking. Una opción que permite a emprendedores, startups, profesionales indepentientes y pymes en general, desarrollar sus actividades en un mismo espacio, tanto físico como virtual, para tirar adelante sus proyectos de manera independiente, a la vez que fomentar iniciativas conjuntas.

El término fue creado por Bernie DeKoven en el año 1999, pero es hasta 2009 cuando realmente se difunde con fuerza en manos de Brad Neuberg con la creación de el “Hat Factory”, un espacio pionero del coworking en San Francisco, dónde una serie de freelancers se reunieron para trabajar y compartir sus procesos productivos. Actualmente el fácil acceso a la información y la necesidad de aprovechar de forma más eficientemente los recursos, unido a una casi generalización de la cultura low cost, están impulsando este cambio de mentalidad. Ya no es necesaria la propiedad de los activos al 100%, ahora es posible utilizarlos por un corto período de tiempo y compartirlos con otros usuarios.

Pero el coworking no es únicamente un espacio de trabajo, de hecho las virtudes anotadas a su respecto así como las reflexiones positivas que se hacen sobre esta tendencia tienen más que ver con una filosofía: comunidad, compañerismo, networking, economía compartida, cultura y procesos abiertos. Donde se fomenta la colaboración, la creatividad, el talento y la comunicación. Pero implantar todo esto no es una cuestión tan simple como ofrecer un espacio físico, implica una forma distinta de relacionarse donde la terarquía debe desbancar a la jerarquía en los modelos de organización.

De esto y mucho más hemos estado charlando el pasado 23 y 24 de Mayo en la CoWorking Spain Conference en la que Trànsit Projectes (@mestresbcn) ha sido invitado por el HUB Madrid, cede actual de nuestra oficina en la capital y sin duda uno de los grandes referentes, sino es que la marca más destacada, en el desarrollo de coworking a nivel mundial, con una red que no sólo genera un espacio de trabajo común en lo local, sino un gran centro de coworking global. La intervención ha sido titulada Grandes empresas e innovación, una mesa moderada con precisión por Manuel Zea, fundador de Coworking Spain y en la que hemos compartido diferentes ideas sobre los nuevos retos de la cultura organizacional junto a Antonio Pérez Lepe de Repsol y Miquel Angel Juliá, director de diseño de GRUP IDEA.

Si queréis profundizar más en este tema podéis consultar nuestra colaboración y las de muchos otros agentes activos en esta forma creciente de trabajo en el ebook resultante de las jornadas, Coworking Spain Conference, facilitado por Coworking Spain con la colaboración del Centro de Innovación del BBVA. De libre descarga aquí.

Una reflexión quizá exagerada por las tendencias y la moda que de entrada puede dar por sentados muchos conceptos organizacionales que se vienen tratando desde hace mucho tiempo pero que, dadas las circunstancia y el contexto actuales, bien cabe aprovechar para verdaderamente incorporar en la práctica una nueva cultura de trabajo y una forma mucho más efectiva de estructurar nuestras organizaciones de cara al futuro inmediato. Un futuro para el que quizá, y tal como aseguraba Miguel Àngel Julià, la colaboración es el único camino.