Hasta hace muy poco era habitual en España y otros países de la Europa emergente y América Latina, considerar como una ecuación dada por sentado a la relación directa entre la inversión institucional en cultura y las oportunidades para desarrollar proyectos […]. A esto se añadía un lugar común entendido por muchos emprendedores culturales como una ley intransferible: a mayor presupuesto e infraestructura, mejores y más eficientes proyectos. Desafortunadamente, una sacudida nos ha acometido de forma global desde el año 2007; una convulsión que se ha llevado entre sus pérdidas muchas de nuestras anteriores garantías pero que, si a algo nos ha obligado, es a replantear las formas de hacer, mantener y sostener nuestras vidas y actividades.

Volver a los orígenes parece ahora uno de esos lugares comunes que se repiten. Voltear la vista a la creación de nuevos valores más que al sostenimiento de los antiguos activos se presenta hoy como una preocupación manifiesta. Hay más: emprender en lo local, preocuparse por los aspectos de la comunidad, mirar hacia la proximidad, privilegiar la independencia y los modelos sostenibles, optar por las financiaciones colectivas, trabajar desde el procomún. En general se trata de prácticas que hace muchísimo tiempo se están llevando a cabo desde los margenes, pero que las limitaciones actuales han hecho emerger como posibles modelos a seguir para atrevernos a generar proyectos mucho más coherentes; proyectos mucho más inteligentes; iniciativas incisivas y mucho más necesarias. 

Este nuevo panorama, sin duda, es un campo abierto en materia de emprendimientos culturales. Donde las excusas son cada vez menos válidas y donde ejemplos muy notables están ahora emergiendo como los verdaderos prescriptores de las tendencias más actuales. Respondiendo de forma cabal y consciente a las necesidades del entorno actual. Es a esta sensibilidad a la que la Red Transatlántica quiere afiliarse con su propuesta más reciente: la convocatoria transatlántica para emprendimientos culturales independientes.

Porque publicar un libro de poesía o ilustración; experimentar un proceso de producción cultural con una comunidad de vecinos; montar una exposición de artistas emergentes; rodar un cortometraje; mantener las puertas abiertas de un centro cultural independiente; producir una pieza de teatro experimental; convocar a un congreso de jóvenes creadores; poner en marcha una publicación alternativa; etc… son labores que desde siempre han sido, sino imposibles de iniciar y mantener en el tiempo, sí titánicas en términos de financiamiento y puesta en marcha. Pero igualmente necesarias para mantener el equilibrio en el complejo entramado cultural.

Para todos esos agentes que trabajan desde fuera de las instituciones y que buscan permanecer al margen de los centros de poder; produciendo desde las periferias. Para todos aquellos emprendedores culturales que mantienen una postura crítica; apostando por la producción de formatos para pequeñas minorías, procesos de investigación informales, y una actitud de continuo cuestionamiento. Para todas aquellas ideas brillantes que están tratando de incidir en una realidad compleja y que no han encontrado formas de que ese planteamiento sobre el papel pase a la realidad. La Red Transatlántica ofrece un apoyo inmediato para comenzar a emprender desde lo pequeño: una línea de financiación para impulsar el trabajo colaborativo y experimentar con nuevas fórmulas de gestión de proyectos de cooperación cultural.

Se trata de un fondo económico que inicia su andadura para impulsar proyectos Transatlánticos, o sea proyectos culturales que acerquen las dos orillas del Atlántico desde una perspectiva independiente que actúe fuera de los circuitos habituales, vinculados a los grandes apoyos en financiación.  Aunque es una convocatoria dirigida exclusivamente a los integrantes de la Red Transatlántica, en realidad está abierta a todo tipo de gestores culturales o artistas de Europa y América Latina. Pues si tienes una idea o proyecto que puede llevarse acabo, sólo necesitas contactar con un integrante de la red que te sea afín y esté dispuesto a asumir la gestión del proyecto, o, en caso de ser un gestor que actúa en las dos orillas iberoamericanas, puedes tú mismo convertirte en integrante de la red.

La cuantía del apoyo es de 2000€; 1000€ que aporta la Red Transatlántica y 1000€ que ofrece Trànsit Projectes. Así mismo gracias a la colaboración de Hub Madrid, puedes solicitar hasta tres meses de membresia gratis en Madrid (o cualquier de sus 35 locales alrededor del mundo) para desarrollar las labores relacionadas con tu iniciativa. Se puede solicitar financiación para cualquier tipo de gasto vinculado al proyecto (billetes aéreos, honorarios, coordinación, publicaciones, desarrollo web,…) siempre y cuando no superen la cifra antes citada.

La convocatoria busca promover una actitud desde el inicio del proyecto. Una actitud encaminada a pensar los proyectos tanto desde su coherencia conceptual y relevancia, así como desde su sostenibilidad y su viabilidad financiera.  Pues, según afirman desde la coordinación de la red: “será imposible alcanzar una sociedad del conocimiento, desde donde impulsar el talento sin la existencia de todas estas prácticas o instancias de crítica donde cuestionar,  conversar y confrontar ideas sobre sistemas de producción cultural, económica, social y política de nuestra sociedad, que estimulan a la ciudadanía hacia una sociedad creativa donde se propicie la tan deseada innovación”.

Puedes mirar las bases y requisitos de la convocatoria en este enlace.

Sobre la Red Trànsatlantica.

En Abril de 2011 un conjunto de gestores culturales e instituciones interesadas en la cooperación con América Latina iniciaron la andadura de pensar una estructura ligera, un espacio de encuentro e intercambio real y una estrategia para repensar nuevas formas de colaboración. Hoy la red cuenta con 30 profesionales y un conjunto de instituciones con una larga trayectoria y experiencia en la producción de proyectos a y desde ambos lados del atlántico.

Transatlántica es necesidad de encuentro, potencia en la acción y vocación de intercambio de profesionales interesados en la cultura y el arte, la realidad y la creatividad. Preocupados y ocupados en nuevos modelos de producción, gestión y acción cultural, su objetivo es ayudar a construir nuevos horizontes de sentido en estos tiempos.