Si hay algo que disfrutamos con creces en nuestras derivas, ociosas o necesarias, a través de la infinita biblioteca de nuestro acervo cultural, son esos momentos en los que dos objetos aparentemente disímiles se encuentran[…] Esos instantes llenos de serendipia en los que materiales que jamás pensarías que guardan relación, generan un vínculo elocuente y singular. El gusto es doble cuando esos dos extraños objetos provienen de mundos tan distantes que hacen evidente la absurda disputa entre alta y baja cultura; entre cultura popular y cultura refinada. Porque quizá como en ningún otro momento de nuestra historia la vigencia de la mezcla es la única posibilidad de seguir produciendo y reproduciendo los bienes culturales. O, para decirlo como Lipovetsky y Serroy, la hipermodernidad ha erigido una cultura en donde las oposiciones entre alta cultura/subcultura, cultura antropológica/cultura estética, cultura material/cultura ideológica ya no tienen sentido alguno.

El hallazgo que ahora les compartimos se lo debemos a Cristina Pouliot y sus acertados mueslies sobre arte y cultura. Reúne, como decíamos ya en el título de este post, dos referentes aparentemente antagónicos. El escritor alemán Bertolt Brecht, y el cantante de salsa dominicano Rubén Blades. Sí, Blades y Bretch, juntos. ¿Qué relación guardan ambos? Lo explicamos:

El nexo es Pedro Navajas, probablemente la canción más popular de Blades. En ella se cuenta la historia de un crimen callejero que ocurre en los bajos fondos de la ciudad. Pedro Navajas aborda a una prostituta intentando asaltarle, pero es sorprendido por un disparo furtivo de la mujer, que guardaba un revolver en su bolso al terminar su jornada. Ambos muren, ella de la puñalada, él del disparo. La historia se viste de bajos y trompetas y es amenizada por un coro que dice más o menos así: La vida te da sorpresas, sorpresa te da la vida. Hasta allí todo es Blades, o casi. Porque en realidad la historia está inspirada en Mack The Knife, el tema principal de la obra Die Dreigroschenoper, La Ópera de los tres centavos, estrenada en Berlín el 28 de agosto de 1928, bajo la firma del ya reconocido escritor Bertolt Brecht. La canción incluye los arreglos de Kurt Weill con la propia letra Brecht.

En cuanto a La Ópera de los tres centavos, se trata una obra de alto contenido marxista, que incluye fuertes críticas al capitalismo de la época. Se dice que Bretch se había basado en un personaje delictivo proveniente de la ópera de baladas inglesa The Beggar’s Opera, escrita por John Gay en el año 1728, conocido como Macheath. Más allá de estas influencias, la principal diferencia entre ambas canciones es que en la de Blades el crimen que comete ‘Navajas’ es contra una mujer, y en la obra de Bretch la víctima es un hombre de la burguesía. Aún así la conexión está servida y las vidas casi antagónicas de estos dos personajes de nuestra cultura encuentra un curioso punto de encuentro. Un encuentro de tal éxito que existen, en nuestro imaginario musical, una gran variedad de versiones del ‘cuchillero’ de Bretch. Desde la propia ópera pasando por el jazz, hasta llegar a los ritmos latinos de Rubén Blades. Aquí os dejamos algunas, disfrutad…