Hace un par de días y con motivo de la 72ª Feria del libro de Madrid, el crítico Winston Manrique Sabogal publicaba un artículo en el periódico El País que, a su manera, construía un pequeño estado de la cuestión sobre la poca presencia de autores noveles en los catálogos más recientes de las editoriales hipanoamericanas. La razón, como bien podía esperarse, se atribuía a la crisis: el ejercicio de apuesta literaria ha mermado con los años a favor de la búsqueda de pelotazos literarios que cuadren las cuentas. En el caso de España la edición de nuevas voces hispanohablantes cada vez es menor. Ir a lo seguro parece la consigna, ir a lo fijo, el mantra, sentenciaba Manrique.

Pero, ¿Qué sentido tiene la existencia de un editor si es incapaz de apostar por nuevos valores o por autores noveles?, se pregunta muy acertadamente Manuel Borrás, editor de Pre-Textos. Otros como Juan Casamayor de Páginas de Espuma le secundan, aunque la mayoría coincide también en que, además de lo poco alentador del panorama económico, hay una cierta constante de calidad a la baja. Sin embargo, como siempre ha sucedido, nuevos talentos y propuestas muy interesantes siguen surgiendo y, quizá como no pasaba antes, encuentran maneras de emerger dentro del basto mar de propuestas que todos los días llenan las mesas de los editores o salen en busca de sus lectores.

Ante los motivos de la crisis y la poca disposición por sacar a la luz nuevos valores, un fenómeno ha ido en aumento, señala Chus Visor de Editorial Visor: la facilidad para la autoedición en papel y digital, ha abierto un nuevo terreno que algunas veces funciona incluso como un filtro para que ciertas propuestas no lleguen directamente a las editoriales más tradicionales. Si la crisis económica ha mermado las apuestas por los nuevos autores, el mundo de la autoedición parece una posibilidad para abrirse camino.

Lo mismo sucede ya desde hace tiempo en otros géneros y actividades creativas. Si hablamos de auto edición resulta muy pertinente hacer referencia a un proyecto que está circulando por diferentes medios en los últimos días y que explora este fenómeno, pero, en este caso, en el campo de la música. Se trata de AUTO, un documental realizado por el músico Luis Alfaro en el que se recoge la experiencia de músicos nacionales en sus relaciones con los sellos o las compañías discográficas más tradicionales.

Actualmente son muchos los músicos que se suman a las campañas de crowdfunding buscando encontrar una salida digna para sus trabajos. ¿Cuáles son los motivos que llevan a estos artistas a tomar el control sobre la edición de sus obras?, ¿de qué manera repercute esto en el resultado final de sus temas? Las antiguas fórmulas de la industria están muriendo, las nuevas tecnologías están marcando un camino que no muchos saben hallar y el Santo Grial a encontrar parece el método para hacer felices a público, sellos y músicos.

AUTO es un documental que llega justo a tiempo de retratar ese momento de cambio y convulsión, en el que muchos artistas y bandas han decidido tomar las riendas de sus carreras, producir y editar por su cuenta y riesgo sus propias obras, cuestionando el papel de los sellos y compañías discográficas tradicionales, dice la sinopsis del film. Un fenómeno que comienza a rebasar las fronteras de un sector siempre a la vanguardia en cuestiones de cambios, y que ya impregna muchas de las actividades artísticas que pretenden difundirse y, al mismo tiempo, generar recursos para su supervivencia.

Sin duda un ejemplo más que nos ayuda a completar el mapa de las nuevas prácticas de emprendimientos creativos y culturales que ya son una realidad y que están dictando nuevas reglas en el juego, ajenas quizá a las intermediaciones que tanto daño han hecho a muchas iniciativas a las que habría valido mucho la pena acceder.

AUTO from Luis Alfaro on Vimeo.